Si vienes a Galicia de vacaciones yo te recomiendo que visites un Pazo, es una construcción típica gallega, hablar de Pazo es hablar de un importante pasado en nuestra historia, de gente influyente y normalmente de riqueza.

Dice el refrán «si tiene capilla, palomar y ciprés, pazo es» 

Hoy os voy a hablar de uno de esos Pazos, que a mi personalmente es de los que más me gusta, es el Pazo de Rubianes, ubicado en Villagarcía de Arosa.

Nosotros lo hemos visitado en varias ocasiones y os contaré que cada vez que vamos nos gusta más.

Cualquier época del año es buena para visitarlo, de hecho los jardines del Pazo son como un cuadro donde el paisaje y los colores van cambiando según la estación del año.

Yo siempre he ido en verano, pero dicen que el Pazo de Rubianes es un jardín de invierno, pues es en la época  de la floración de las camelias donde lucen en todo su esplendor más de ochocientas variedades de esta flor. Esta que pongo más abajo es la primera flor que ha salido este año, en el mes de septiembre.

No sé si sabéis que la Camelia tiene mucha importancia para el turismo, sobre todo turismo extranjero. Y el Parque Botánico del Pazo de Rubianes está incluido en la lista de Jardines de Excelencia Internacional de la Camelia un título que ostenta junto con el Castillo de Sotomaior y otros jardines de reconocido prestigio en todo el mundo.

La visita comienza con la recepción del guía en la puerta dando la bienvenida a sus visitantes. Los guías son los propios trabajadores del pazo que nos acompañarán y mostrarán todo contagiándonos su pasión y amor por la naturaleza.

Este amor por la botánica se ha transmitido entre las distintas generaciones del Pazo y hace que en sus jardines encontremos diversidad de especies, de hecho cuenta con los primeros ejemplares de alcanfor que llegaron a Europa desde India y uno de los árboles más antiguos de Galicia, un roble de cuatro siglos.

Camelias, alcornoques, magnolios, eucaliptos, robles junto el jardín francés con su laberinto y el estanque de las ranas conforman un espacio casi místico que anima a la contemplación. Si vais con niños contemplación poca pero es un decir, lo que estoy segura les encantará es el estanque de las ranas.

Sobre la edificación, más que la construcción típica gallega que encontramos en otros pazos, el Pazo de Rubianes recuerda a las mansiones europeas y es que el carácter viajero de sus habitantes dejó huella en la casa

 

También nos vamos a encontrar detalles gallegos, como el cruceiro y el hórreo, incluso una cruz, junto a la fuente, que nos marca el Camino de Santiago.

Y si el exterior llama la atención el interior no dejará a nadie indiferente, es una estancia vivida. Realmente a día de hoy no se puede visitar, en la primera visita que hicimos sí lo visitamos por dentro pero actualmente los propietarios viven en el Pazo y no admiten visitas.

En el Salón Principal llama la atención su techo de madera de castaño y el brocado italiano de paredes y cortinas.

Numerosas antigüedades y vajillas de plata y como curiosidad una chimenea que parece de piedra pero no lo es. Se realizó imitando los balcones del Palacio Real de Madrid con hormigón.

En el salón siguiente, el del arco, destacan las fotos y retratos familiares y una chimenea de madera. También cuenta con una biblioteca donde además de libros podrás disfrutar de un montón de aparatos la mar de curiosos y distintos trofeos y por último la zona del comedor con una chimenea rinconera tallada en madera con apliques de jade.

Capilla del Pazo de Rubianes

Y como buen Pazo gallego no podía faltar la capilla, levantada en 1598 es junto con el portalón la construcción más antigua. La capilla sí se puede visitar por dentro.

En el interior un precioso retablo donde podemos observar los esponsales de la Virgen. Esta capilla se abre al pueblo los Jueves Santos con una procesión.

También es motivo de peregrinación un San José al que se le atribuyen muchos milagros.

Y saliendo de la capilla nos vamos a lo más terrenal y que constituye uno de los principales medios de mantenimiento de la casa: las viñas de Albariño. La visita no puede acabar de mejor manera que con la visita a las bodegas y la degustación de una copa.

La visita guiada tiene un precio de 18 euros adultos, los jóvenes de 14 a 17 años son 10 euros y niños menores de 14 años gratis. La visita guiada es todos los días a las 11:00 y para hacer la reserva podéis pinchar en este enlace o en la siguiente imagen:

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